El tiempo vertiginoso
marca, su minutero
ayer fueron años
hoy conforma
casi un siglo.
La ausencia estelar
de nuestro “gran MAR”
con la sed que devoran
los ánimos enmudecidos
como un antro
de recóndito dolor
reflejando en el rayo
que calcinan sentimientos.
Cuántas Madres y Niños
bolivianos
arrancan lágrimas
en el callejón cerrado
por la heredad “boliviariana”
“usurpada” perdida
sin razón, a fuerza.
Nadie puede mutilar
nuestras esperanzas
cuando rebasa una deuda
es, deber de caballeros
no imprimir la Espada
y devolver patrimonio
regazo de generaciones, ajenas.
¿Por qué los corazones
deben tornar, impotente
come un Ancestro
sin pulsaciones?
Nuestro “MAR”
Anhelado ‘MAR’
Olas, que sacuden
El terremoto Pacífico,
brisas de alcance infinito
que se deslizan, a darnos encuentro
es perfume embriagador, curativo,
en nuestro espíritu,
de orfandad.
Pronto debes regresar a nosotros
necesitamos tú sendero de cicerone
bendito, “MAR NUESTRO”
vives corno vanguardia latente
en el sueño craneado.
Desde el Renacimiento
eres tea vislumbrante
jamás olvidada
todo tiempo trazado
remueve derechos
La barcaza, el sendero,
sus aguas, hasta pececillos
arredrado crucial
en nuestros pensamientos
propio del hijo ausente.
La Paz, 20 de octubre de 1975.
