En este día sublime
el hijo huérfano
se hace presente
con ferviente saludo.
La vivencia solitaria
ahonda, el vibrar
rítmico
de las fibras
en el corazón mismo.
Vaga-bundo
me llaman
agobiado, en mi ser
rayan, penurias
marcadas.
El sol resplandeciente
ingresa en el poniente
renacen
vientos
batientes
acelerando
cada paso lento
guiado
por el lucero
de la mañana
circundando
la monotonía
cadenciosa.
Tengo los pies
impregnados
en carámbanos
y debo caminar.
bajando, en el cause
de los ríos
subiendo, a cuestas
con mi flauta
soplando
notas tristes
y mensajeras.
Y el pututo
compañero
realza
como pentagrama
en resonancia
de llanto efímero
que acongoja
mi alma.
La sombra
de mi madrecita
en alegoría
de glorias
desdobla mi espíritu
¿Hablaré, con ella?
danzaré
tomando, en las manos
las franjas
de simbólica
bandera
oh Wipalita
La Cueva de Puthina
es vivienda
elegida
en mi mente
donde
reaparecidos
carrozas
de vivo
fuego
junto
al asombroso
gallo de fuego
eligen aterrizaje
son enigmas
calificados.
Voladores
de la Estratosfera
oh, los denominados
“OVNIS”
siendo Puthina
base de recepciones.
En las cimas
de moles legendarias
los picos
nevadas
matizan
con las nubes
Colores
blanquecinos
y negruscos
muy opacos.
Reflejando
como,ondulantes
aureolas
Serán
lágrimas
de la madrecita
Mia en la ignota
lejanía
Voces repercuten
como telepáticos
hilos.
Un ronco
sonido
arranca
en vuelo,Espacial
la carroza fluorescente
lleva consigo
a Kara Walaycho
el niño huérfano
dejando mensaje
dice:
Los hijos con buenas
Madrecitas
regocijados
todos.
Plegando
las flores
silvestres
en ramitos
con frutos
de Tojilolos
a Altamisas
con fé y esperanzas
abracen cordialmente
con afecto y cariño
fraterno.
Junto a los míos.
Para todas1
las mamás
del Mundo
Entero.
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