Cuántas vidas recorren aceleradas
Por la imaginación sutil de relieve circunstancial
sitiales bonancibles con honestidad advertida
Cuando la señora Fortuna
desafiaba su vivencia edificando
grandes ilusiones y creativas.
Nada difunde en su Imaginación
como difícil tarea
a trasmontar grandes obstáculos
por doquier sea su recorrido.
Cabalgando al caballo Alazán pardo
de servir, por varias generaciones
vetusto, con pocas fuerzas
apenas resistiendo la corpulenta
contextura pesado de señora Fortuna
y apuraba lo marcha en el pajonal
con la jáquima
en alto, ajustada
o las muñecas de señora Fortuna.
Varios días
habría recorrido avante
cada día expresa
el tejido de maravillas
en la pródigo naturaleza
Al amanecer de otra fecha
cuando el alba
saludaba
los cumbres blanquecinas
serpenteado de altibajos
por lo conformación
de su aparición.
En medio del frío mudo
de crudo invierno
enmudeciendo cada palabra
al modular, balbuceando
Fortuna, nuevamente, cabalga
en el animal motoso
que por su herida, como brecha
ostentaba briosidad
al dar cada paso, asecha
con sacudones fuertes de rechazo
jamás, se pudo avanzar
hasta la caída del sol.
Un atardecer triste
en la nebulosa cenicienta
La camanchaca
encierra cada reflejo
ningún ángulo
se presta a distinguir
al tortuoso camino
del pajonal tosco
proliferado por los cactus
llenos de espinosas púas.
Hasta lo arcilla vieja
agrietada como estatua lugareña
de pedrones castigados
por constantes lloviznas y curso natural
el silbido de vientos
en lo paja brava movediza
todo se presta acongoja
y derimida
en el vasto horizonte.
De pronto se desboca
el animal Alazán
recorriendo a velocidad
por el cerro vertical
lástima, que la señora Fortuna
todavía cabalgaba
en el jirón del abismo
vuela, por el desequilibrio
y cae inanimada
casi semimuerta
arrojada por el suelo cascajoso.
Con ánimo, recobrado
en compañía del chiquillo gran sobrino Vlady
y se ve perdida en el horizonte
la cordillera, casi obscura, cubierta de nubarrones
donde apareció un borrico encaronado socarrón
milagro del momento
pudo cabalgar y con poca ligereza
adolorida, aún, por el cansancio y caída brusca
doblegaba con fatiga múltiple
siguiendo al tic-tac del borrico, llegamos
a un lugar de Pallallani
donde aparecen muchos fangos.
Cuántos peregrinos y pasajeros
habrían sucumbido
en los pantanos, cubiertos
de espesa flora enredada
con raicillas acuáticas
varias veces, parecía impactar
por la capa protectora
sin embargo el borrico
con rara inteligencia
sus pasos, tornaban
casi al vacío y espacio secular
como si el tiempo y distancia
conformaban, la travesía
sin impresiones
a dibujar pasos-pasos extraños.
De pronto, casi en tinieblas
siguiendo el rumbo
de toda rutina prosigue avante
la travesía de viaje penoso
a lo lejos, se escuchan
aullidos de perros, hambrientos
ya en los semblantes
parecen revivir acoplados
con otros pasajeros
los ánimos, plasmados
con ideas de arribo
verídicos y de cercanías
los corazones se aúnan
balbuceando, la pronta llegada.
El asno, oh borrico milagroso
de pronto rebuzna, dando o conocer
los pocos pasos, abrigarían toda fe
de cercanía o uno covacha de nativos.
Los muros de antaño
ya abrieron paso, al borrico
con dirección, a la puerta rústica
introduce la cabeza y cuerpo
como torareo, rebuznando varias veces
da aviso al aborigen lugareño
que vive en la pirca con estacas clavadas
a los adobes, con techo de paja brava
con ondulaciones, semicaídas
bello paisaje campesino de todo peregrino.
La llegada de lo gran figura
señora Fortuna y
Vladimir el chicuelo risueño, sus acompañantes
Tatas Calixto y los famosos fleteros
causa, cierto regocijo, al lugareño
saluda con un tacho de barro, o tiesto terracota
lleno, de agua hervida
es el mejor presente
para temperar ánimos
con criterio realista
para servir una taza de café
que son momentos paro paladear
como un néctar de dioses
y en la noche lóbrega,
la presentación por cama
reemplazan los cueros de ovejas merinos
y en reciprocidad se les obsequia
un paquete de panes, azúcar y café
son manjares para el lugareño.
Al día siguiente
sigue lo caminata
esta vez, con un peón
octogenario llamado
Calixto
y Candelaria, la buena
criada.
Todos dieron
alcance al
lugar, de la
posada Guarachani.
El rumbo hacia las
cabeceras de valle,
antes de efectuar el ingreso
aparecen a lo lejos
poemario
unos bultos, y parecen ser sombras humanas
tan prestos avanzan
hacia el grupo
temerosos, de ser asaltantes
aceleran pasos largos
tal cual prejuzgados
se acercan rápidamente.
Fortuna señora de gran coraje
los amonesta. ¿ En qué podía servirles?
y los interroga
con voz entrecortada;
Por que ya se apoderó el miedo
contundente frente o malhechores.
Otra vez les replica lo señora Fortuna:
Los conocemos, o todos ustedes
y ya nos dan alcance
uno comisión de búsqueda.
doctores Enrique y otros personajes
y, pasen, su comino
sin balbucear una palabra.
Como otro milagro divino
uno por uno, hicieron
el retiro, desplazándose
por todos partes, más o menos
se trotaba de 30 ó 40 hombres,
una época de intromisión
fronteriza por asaltantes
avezados.
Cuando, en la región de
Guarachani, casi consecutivo
aparecían estos individuos
cargando consigo, ganado
asaltando cosechas, enseres, etc.
las casuchas con
techo de paja atentadas
a fuego, cuando consumían
las llamas
se dirigían, a otros sectores
aledaños, con cierta osadía
e instintos criminosos.
Así como todo pasajero
era asaltado, en condiciones
inhumanas, al extremo que
más de dos veces, hubo
comentarios, de ver descabezados
y cualquier pobre comerciante
en esto de quietud y nocaut
por un fuerte golpe,
dejaba su carguita de panes
y sus dos borricos, poro
usufructo de bandoleros.
Una guarnición posterior
de vigilantes armados
puso coto a tamaño atentado criminal
aminorando paulatinamente
y dando pacífica vida
o todo el sector de viviendas
de nativos con recursos
aminorados.
Después de lo retirada
de los hombres, desconocidos
elevaban preces al Altísimo
el grupo viajero y otros acompañantes
que se replegaron
unos llevaban capotes
otros ponchos tejidos viejos
debajo sus armas
cuchillos grandes a manera de machetes
palos, o macanas
vetustos fusiles
con munición de fogueo, etc.
Después de mucha caminata
Y en las cercanías
en cabeceros del valle
quedó en un villorrio
el poblado desaparecido por siglos
habitado por vecindades
talentosas
importantes.
y refleja en su estructura
residuos de cepas nobles
y aún alimentan
sesos polifacéticos
allí donde aflora
la vida vegetal
plantas, medicinales
hasta nuestra era
en producto de herbolarios
base aplicada en farmacopea.
Allí también viven
los hombres curanderos
dando prodigios
sorprendentes, curaciones
en males humanos
los Kallawayas enigmáticos
sisando hasta fracturas
de rótulas, canillas, vértebras astilladas
con mucho técnica heredada
por los mayores Achachilas aplicadores
de hierbas medicinales con sabiduría
y conocimiento.
Cuando la vista
desplaza visión desde Jaramillo
la siembra de trigales
en su policromía
baten sus rastrojos con brisas lugareñas
y al naranjear en sus espigas
las puyas en sorprendentes
granos maduros
ofrecen luego para ser convertidos
en rica harina,
logrando en el bendito pan de cada día.
Los molinos de esta región
son los parajes, más bellos
toda la campiña se traduce
en un paraíso terrenal
donde ofrece un verdor sin igual
las sendas oblicuas
dan paso a las recuas
caballares y jumentos.
Cuando los pasajeros de Karijana,
Mataro, Hullina, La Playa
con enormes bultos
cargados al hombro
caminan, de ida y regreso
y eI primer jumento
con su jáquima enjaezado
lleva un esquilón en el cuello
dando aviso, al desfile
de la decena. de caballares
cargados y agitados
por leguas de caminatas a trote.
Muchos lugares tienen atractivos naturales
desde el rio Pajapajan
en su recorrido serpenteado
aguas límpidas tradicionales
arrastra su cauce
desde el nacimiento
de altos nevados.
Cantu Marca
El corazón de la Villa
Tierra renacen en mente
cuando, asombra su producción
De patatas, tamaños exagerados
de niños recien nacidos.
Puthina anexo al primero
el maizal admirable
mazorcas de de producción séxtupla
cuando se desgrana
parecen multiplicar
triplicando centenares de enormes
granos.
Es Charazani dislocada
Que duerme el sueño
nostálgico, en espera todavía
de esperanzas
cuando los hijos
y autoridades, den todavía
al rincón, de riquezas
durmientes, para el mañana.