En el rincón desolado
hubo una Escuelita
de construcción centenaria
y sostén de pilares
y acomodo, en piedra granítica
formaban, las paredes
un techo de paja brava con moho
complementaba
su estructura añeja.
Se escuchan roncos
sonidos
de ruiseñores, y pajarillos
diminutos
en auroras
revividas
con sus trinos
y melodías
encantadoras
como paisaje
en el silvestre
jardín, pedregoso.
Y el buen, maestro
abnegado
con el apostolado
de enseñanzas
dicta clases múltiples
a cada niño
lugareño.
La geografía, e historia
de la Patria
querida.
Como un eslabón
inextinguible
escudriñando, la ausencia
territorial cautiva
y en el bullicio, de chillidos
los niños
a gritos
piden, el derecho marítimo.
Mientras, la sed, nos devora
¿Quiénes, aprovechan
sus “olas” y sus brisas
del mar, que es nuestro?
Es vida refulgente
de cada ser
es flujo, fulgurante
columbrado
en la gesta patriótica
que Bolívar, nos legó.
Nuestro Mar
necesitamos ,que regrese a nosotros
son las huellas, inextinguibles
que vibran intensamente
en los corazones heridos
de inmutable clamor.
Nuestro Mar
Pronto, debe flamear
la tricolor: rojo, amarillo y verde
en cada buque y proa
surcando, las aguas bolivarianas.
Viva BOLIVIA con su mar
dicho de cada boliviano.