Rueda el carrusel
de toda existencia
es la vida
que brinda
vivencia
y empezando la granuja.
En corcel de esperanzas
tibias raicillas
ramificando muchas vidas más
“Vida vivida”
y ser mujer
escogió natura su preferencia
en el raudal fluido
como gotas serenadas
del rocío.
Mujer, si supieras
la conformación de fuerte hilos
cuando los dotes relucen
bajo la sombra escarnecida.
Mujer, cuántas veces
renuevas corazones
con latidos tenues
extendiendo bellos momentos
desafiando adversidades
por su ritmo veloz.
Mujer, en tu infancia precoz
la inteligencia que adorna
centellea, de grandeza y piedad
en el mundo ovoide.
Si es la adolescencia
fluye como ornamento
plegado
radicando en rubicundos
bellos
pétalos
carmesíes
alma angelical
sueño de ensueños
en el paraíso terrenal.
Mujer, cuando surge la maternidad
eres criatura divina
por el hijo de las entrañas
puras
concepción de tu ser
el que necesita todo tu desvelo.
Y los surcos rayados
con esfuerzo de cautivada
es planta de enjambre
mayúsculo
que renace en la flora
cultivada
entre malvacias y picachos
en trigal naranjeado
de granos
granjeados.
Y es sustento de cada día
pan bendito, que jamás espolveorea
al vacío del vendaval.
En el día consagrado
de la mujer
cuando la madre verdadera
coronó los años viejos
con centurias de canas
añejas
arrugas
perplegeadas
como el borrascoso camino
que cautiva el peregrino.
Deber cumplido, ejemplarizado
“crió” hijos sanos rozagantes
revestidos de coraje y valentía
por la lucha en la existencia
ejemplo consagrado como guarismos
en el piélago de todo destino.
La Paz, 19 de noviembre de 1979.