Desde un lugar del Ande
escudriñan
dos personajes
el abuelo y el nieto
la ausencia territorial
como un eslabón
inextinguible
en el horizonte
de nuestro mar.
Con las pupilas
encendidas
y el alma adolorida
preguntas
y respuestas
turban, la calma
rendida.
Mientras ,la sed, nos devora
Quienes acarician,
las gigantescas olas?
!Fluidez entrañable
de heredad, Patrio!
Nuestro mar
pronto, necesitamos
su retorno
es vida, de cada ser
el fuego, fulgurante
alumbrándonos
constante
nítido y fulguramente
como la tea
sagrada
a no apagarla jamás
ley, y ejemplo
de los antepasados.
El niño lugareño
encerrado, en su geografía
pregunta al octogenario
abuelo
Por que el vecino país
retiene las aguas, que Dios creó?
Y Boliviar
diseñó, a nosotros?
y el abuelo, modula, balbuceando
por la “injusticia”
la “ambición”
“predominante
todavia”
empero, no perdura
la vida
de lo que ,es suyo.
Es la espada
lanceada
de caballeros, a devolver
sin imprimir
heridas
ni leves, siquiera
y en melodías
sollozantes
las zampoñas
los erques, las quenas
agitan sus notas
como llamas
afluentes
en mudanzas
llenas
y ciertas
en el conglomerado
de sus aguas
ausentes.
Donde encierros
surgieron
jamás,
morirán
ideales, de memorias
brotadas
desde las entrañas
puras
de la Pacha Mama
y Apachetas
paso de Cóndores
con Akamani
las glorias aclamadas
ignotas como
el majestuoso Illimani
en concordia
de nieves eternas
picos y nevadas
mas altos
cadenas de sugestiones
y serpenteados
por los tentáculos
legendarios
tejidos, con poderíos
nativos.
y subyugan
en brechas
de cada moles
ofrendando poderíos
plasmando acordes
en el pujante, flamear
libertario
de consigna
a vivir
oh morir
salvaguardando
nuestra, heredad
nuestro mar,
patrimonio irrenunciable
Así pronto surcaremos
nuestras
anclas
bolivianas
en aguas del Pacífico
mar cautivo centenario.
Muchas Madres
e hijos con lágrimas
recordamos el dolor que ahoga
por generaciones
nuestras olas y brisas
como el gran Dios Ausente,
repercute justiciero
con ideales
que aplaquen la sed
imperiosa.
Sé libre, honesto
digno, nietecito
serás bendito.